viernes, 5 de marzo de 2010

La transformación del vacío: Managua, Nicaragua

El espacio público es un contenedor urbano con límites establecidos, marcado por las variadas dinámicas sociales que pueden coexistir en una ciudad, en este se desarrollan actividades exteriores. Estos espacios marcan la estructura urbana de la urbe y se van transformando con el paso del tiempo mientras es habitado por múltiples generaciones de la sociedad en que están inmersos.
Existen procesos en los que se ven inmersos dichos lugares que habitamos, en el espacio público es mucho más evidente el paso del tiempo, pues posee signos que nos ayudan a identificar épocas que lo marcan, un ejemplo de esto nos lo podría brindar la historia política-social centroamericana que fue bastante álgida durante la segunda mitad del siglo XX, en especial al final de la década de los setentas y prácticamente todos los ochentas, en que el proceso revolucionario fue muy significativo para la sociedad de ese momento.
Precediendo esta situación de cambios políticos y sociales, hubo una dictadura de tipo militar que perduró por cincuenta años y efectivamente dejó sus marcas en la ciudad y la sociedad nicaragüense, además de la cicatriz más perdurable en términos físicos de la ciudad de Managua que fue sin duda el gran terremoto de 1972, el catalizador que cambió la morfología de la ciudad central y por ende el espacio público y las dinámicas sociales de la misma.
El casco antiguo de la ciudad antes de 1972 ere evidentemente neoclásico con tintes de modernidad, en donde las calles principales estaban atestadas de anuncios publicitarios y eran recorridas de manera permanente por las personas que eran atraídas por los servicios que ofrecían en tiendas y escaparates sobre las banquetas; el parque central con dimensiones medias era contenido por la catedral, el teatro Rubén Darío y el Palacio Nacional, como se encuentra hoy en día, con la diferencia que el resto de las cuadras existían un número considerable de edificios de vivienda y oficinas que tenían un vínculo visual con el Lago Xolotlán, ubicado al sur de esta zona dinámica.
Managua
El 23 de diciembre de 1972, esta condición de espacio público dominado por edificios de mediana altura y calles que atravesaban la zona en forma de damero, cambió radicalmente, el 70% de toda construcción en este lugar se vino abajo por una combinación de factores letales, por una parte la mala calidad de las edificaciones y del otro lado una falla geológica que atraviesa la ciudad de sur a norte. El colapso no solamente fue físico, sino social, económico y político, la ciudad ya no era ciudad, simplemente se convirtió en el lugar donde vivía la mayor cantidad de personas en Nicaragua, la capital nunca pierde el título de tal.
La vida pública antes de este suceso se daba en espacios abiertos flanqueados por muros neocoloniales o de cierta modernidad incipiente, con eventos cotidianos y vida nocturna, ahora la sociedad se encontraba circundando una zona que podría decirse vacía y desolada, esto era el espacio contenido por más espacio, al fondo un lago en silencio y después de retirar los escombros el vacío, ahora el espacio era amplio y terroso pero inhabitable de momento.
Entre 1972 y 1979 la ciudad trató de continuar su rumbo, no sin intervención de la familia Somoza que trataba de especular con los predios baldíos, admitiendo una junta de reconstrucción que coordinaba por la misma élite política. A pesar de la catástrofe, el vació también puede ser transformado, para ser habitado cuando se interviene de una manera adecuada, sin embargo el tratar de convertir toda una zona de hectáreas de terreno, con edificios espaciados unos de otros con cierto valor histórico es algo que podría parecer el sueño de cualquier urbanista vinculado a una clase política ávida de expectativas de seguir perpetuándose en el poder.
Mau 003
Estos siete años fueron críticos para la sociedad y la ciudad, con todo destruido y en el suelo, el descontento era incontenible, el espacio público se convirtió en el paso de un lugar a otro o en el paisaje desolado de una ciudad devastada, las dimensiones podrían parecer enormes en una ciudad si no existen elementos que contengan las manzanas o cuadras, de esta manera la imagen física se vuelve vacía y el sentimiento de desamparo y desprotección es fuerte.
Ahora los parques, plazas, edificios y casas en el casco antiguo estaban desintegradas, estos elementos que antes estaban de alguna forma unidos en una lógica espacial más o menos coherente, se encontraban fracturados y espaciados unos de otros, esto hizo que las personas se desprendieran de este territorio, ahora los parques poco a poco se convertían en guarida de delincuentes, estos espacios ya no pertenecían a la sociedad, eran simplemente tomados por personas en situación de calle y pobreza extrema.
Toda esta situación se desarrollaba mientras se iba gestando una insurrección que amenazaba con la caída de la dictadura de la familia Somoza, es decir, el factor natural más la variable social, aunado a una imagen física de una ciudad en decadencia, dieron como resultado una efervescencia social que terminaba por tambalear a la ciudad y sus espacios.
El 19 de Julio de 1979, después de una lucha armada, triunfó la revolución sandinista, esto trajo una nueva manera de reconstrucción social y física, se trataron de rehabilitar parques y espacios con ciertos monumentos, sin embargo, esto llevaba una carga política muy fuerte, aunque existió cierta afluencia hacia estos espacios, el abandono era cada vez mayor por la falta de vivienda, comercios y edificios públicos que fueran polos de atracción, la peligrosidad de los espacios era pasmosa al desaparecer la superestructura.
Un ejemplo emblemático de la década de los ochentas en la capital fue el Parque “Luis Alfonso Velázquez Flores”, con una zona que abarca más de diez manzanas de extensión, con áreas verdes, juegos para niños, canchas deportivas, senderos para caminar, biblioteca, comedores y hasta exposición de reptiles, todo esto era solamente una parte del antiguo centro de Managua, el resto de la zona del casco antiguo estaba total o parcialmente abandonada.
Los espacios públicos también son de alguna forma expresiones de una sociedad civil o de un sistema de gobierno, que en el mejor de los casos son el resultado de la combinación de estas dos clases, sin embargo, también el espacio sufre modificaciones cuando hay cambios de gobiernos en las ciudades o los países en los cuales se encuentren estos, por esta razón, algunos proyectos ya realizados como el Parque Luis Alfonso Velázquez Flores, en la transición del gobierno sandinista, en 1990, al gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, fue con visiones y criterios políticos diametralmente opuestos, y se mantuvieron al margen de las prioridades de la nación, es decir, se dejaron de mantener y por ende, de visitar.
Mau 004
La época siguiente al gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, es la de los gobiernos neoliberales, el espacio ahora empezó a ser tratado como privado, se impulsó el desarrollo de la “nueva Managua”, en la zona norte de la capital se empezaron a construir centros comerciales y tiendas departamentales, la política estaba encaminada a tales fines, sin embargo, el casco antiguo de la ciudad también sufrió ciertos cambios, al levantarse edificaciones de gobierno que tampoco resolvieron el problema del vacío urbano y abandono de este polígono de Managua.
Los grandes “malls” no han entrado en la dinámica urbana del casco antiguo de Managua, sin embargo, la vivienda unifamiliar de interés medio y social si lo ha hecho, se han ocupado algunas manzanas de terreno para poder levantar habitación que traerá más población hacia el antiguo centro de la capital. Este fenómeno se ha dado desde los años ochentas, junto con la ocupación ilegal de algunas manzanas.
A partir de los años noventas el espacio público empezó a cambiar los espacios hacia el interior, tomando el cuenta que no había calidad en el espacio público adecuado fuera de los paramentos de los edificios que aún quedaban en pie, las personas se han volcado hacia los centros comerciales, esto les da una sensación de seguridad y confort que no encuentran en el exterior, salvo algunas excepciones que podemos citar, como por ejemplo el Memorial Sandino, un parque histórico en la Loma de Tiscapa que ha tenido cierto éxito porque en sus inmediaciones se encuentra la sede del estado mayor del Ejército Nacional, el hotel Crowne Plaza y el Hospital Militar, estos tres edificios le dan un dinamismo importante a esta zona, sumado a bares y restaurantes que se encuentran por la zona.
Estos espacios de la ciudad son lineales en lo general, y en la “Loma de Tiscapa” se vuelven redondeados por la topografía, rematando con un cráter que contiene agua formando una laguna circular, se debe tomar en cuenta que este espacio es parte del casco antiguo y podría llegar a ser uno de los pocos que se han conservado visitados a lo largo del tiempo en Managua, ya que existe poco tráfico vehicular, además es un parque que en su cima cuenta con vista a prácticamente toda la ciudad y finalmente contiene una carga histórica importantísima.
La carga histórica no solamente es importante en la “Loma de Tiscapa”, también lo es en la Plaza de la República, que posee características espaciales interesantes, dimensión regular con forma cuadrada.
Hacia el Sur la llamada casa de los pueblos, al Norte el Palacio de la Cultura y al Este la Antigua y ya mítica Catedral de Managua, vinculado a estos espacios se encuentra el monumento y parque dedicado a Rubén Darío, el mausoleo de Carlos Fonseca Amador y el Teatro Rubén Darío, que a su vez posee vistas hacia el malecón de Managua y de fondo el Lago Xolotlán.
Este es el antiguo corazón de la ciudad, desde ahí se programan eventos importantes en esta zona, relacionados con la historia del país y con las festividades generales de la ciudad, aunque existe una cierta competencia con la zona Norte de la que ya hemos hablado anteriormente, en comparación tienen morfologías muy distintas, en dicha zona la morfología es lineal y la “vieja Managua” es cuadriculada.
Efectivamente es importante que se regrese la vida al casco antiguo de Managua, se deben crear vínculos con la ciudad a partir de este espacio, vínculos que permitan el esparcimiento y la interacción entre diferentes clases sociales que desde el terremoto de 1972 se perdió en la capital, los ejes Norte-Sur y Este-Oeste que atraviesan este espacio deben de ser tratados para lo que fueron concebidos, para andar por la ciudad, retornar a vivir la ciudad, hablo de la calidad del espacio público.
MANAGUA - PANORAMICA
El espacio público efectivamente ha tenido una sensible recuperación en términos generales en Managua, hemos recorrido en una forma general diferentes épocas y podremos con esto decir que la ciudad ha cambiado pero la calidad el espacio no ha mejorado de una manera significativa, se mantiene una pensamiento general de la ciudad que se ha perdido, de la ciudad del vacío, sin embargo, este vacío aún contiene 1.8 millones de personas, estas podrían apropiarse los lugares si y solo si se consideran las características históricas y sociales que incurren en las dinámicas de la sociedad de la capital nicaragüense.
Artículo publicado en La Ciudad Viva
Mauricio Acosta